Una Europa que utilice eficazmente los recursos

Ignacio Candau, Gerente del BAS

“Una Europa que utilice eficazmente los recursos” es una de las siete iniciativas de la Estrategia Europa 2020. Nuestro sistema económico basado en la sobre abundancia  obliga irremediablemente a producir más de lo que somos capaces de consumir, produciéndose un exceso que si no se absorbe se convertirá en despilfarro.

Los Bancos de Alimentos gestionamos la generosidad de las personas, empresas e instituciones que de mil maneras nos donan alimentos y otros recursos para su reparto a personas necesitadas. En Andalucía estamos atendiendo actualmente a algo menos de 450.000 personas. Sin embargo se manejan cifras brutales de alimentos que no se consumen. Se calcula que un 30% de lo que se produce no llega a la mesa y esto es una cantidad enorme de recursos humanos, medioambientales, ecológicos y económicos que se desperdician y que supone una agresión sin precedentes a nuestro entorno. Esta producción agrícola-ganadera es seguida de transformación para facilitar su conservación y distribución. Tan solo en estas dos etapas del ciclo podemos referir que en España se despilfarra literalmente cientos de millones de euros anualmente, sin considerar el coste por los daños medioambientales

A través de nuestras organizaciones, nos preocupamos de buscar los excedentes alimentarios de empresas productoras y transformadoras para poder distribuirlos de forma gratuita entre los necesitados. Los productos perecederos tienen el inconveniente de la inmediatez de su consumo, por lo que estrategias que permitan transformarlos en no perecederos solucionarían en gran medida dos problemas a la vez: el despilfarro y el hambre y sería un buen ejemplo de economía circular.

Un círculo virtuoso podría ser: 1) donación de frutas y verduras; 2) Transformación en no perecedero; 3) Distribución entre personas atendidas por los Bancos de Alimentos. La donación procedería de los excedentes de la producción que se aprovecharían de los beneficios fiscales; la transformación básica de frutas y hortalizas se podría hacer aprovechando la capacidad ociosa existente, utilizando fuentes de energías alternativas, con personal en riesgo de exclusión social formados especialmente y con la participación de otras empresas auxiliares de economía social, en zonas de especial necesidad social y con la garantía que el producto final va a ser distribuido sin entrar en competencia con el mercado, utilizando el canal de los Bancos de Alimentos.

Como botón de muestra, la exitosa experiencia de Bancosol transformando verduras básicas en pisto. Un simple cálculo: 1 plato de pisto a la semana para 440.000 beneficiarios supone algo así como la recuperación de 32 millones de kilos de distintas verduras. Piénsese en la variedad de nuestra dieta mediterránea: zanahorias, tomates, cebollas, pimientos, berenjenas, puerros, apio y un largo etcétera combinado con las frutas que hay a lo largo y ancho de Andalucía transformadas en compotas, mermeladas o distintas salsas permitirían elevar el nivel nutricional de tantas personas afectadas por el hambre, reducir el impacto ecológico, formar en nuevas habilidades a personas en riesgo de exclusión, potenciar actividad económica en zonas deprimidas y por encima de todo recuperar la dignidad de aquellos que lo están pasando mal justo aquí, al lado de nosotros.

Un ejemplo de economía circular, cierto, contrastado, real que se puede ver favorecido con la colaboración de Funddatec y los Bancos de Alimentos mediante la puesta en marcha de la plataforma Agriclap destinada a favorecer el intercambio de excedentes alimentarios entre oferentes y demandantes y que destinará lo no intercambiado a los Bancos de Alimentos.